lunes, 17 de marzo de 2014

Leopoldo Kohon: "Expandir Conciencia es la posibilidad de que haya algo que no hay"


"Expandir Conciencia es la posibilidad de que haya algo que no hay, que queremos que haya, y cuyo fundamento es nuestro deseo", sostiene Leopoldo Kohon (www.pensarlavida.com.ar) en su estudio ante la consulta.

Y aquí un texto de 20 ideas clave en su metodología de trabajo.

viernes, 15 de noviembre de 2013

La sombra y la meditación

Muy buena reflexión de Guille Pieragostini como parte de unos trabajos prácticos que estamos haciendo para el Centro Integral Bs As


El abrazo entre oriente y occidente que comenzó hace ya varias décadas abrió la puerta a una oportunidad sin precedentes de acceso a conocimientos para que podamos potenciar la evolución de nuestra conciencia hacia una mayor libertad y plenitud, sabiendo ahora que gracias a los aportes de occidente tenemos la posibilidad de volver en busca de objetos perdidos en este camino ascendente, a través de una regresión funcional al servicio de la evolución.

Comprender cómo opera la sombra y sus mecanismos nos permite ver que tendemos a negar partes de nosotros mismos enviándolas a la oscuridad del sótano. Creemos que así nos libraremos de esos aspectos monstruosamente negativos o insoportablemente positivos que nos perturban, sin darnos cuenta que en realidad aunque ya no los reconozcamos conscientemente como parte nuestra, ahí siguen estando, y seguirán influyendo de manera directa en nuestras vidas apareciendo en forma de síntomas y emociones secundarias que nos confundirán.

Son dos los niveles de disociación mediante los cuales el yo (1ra persona) puede expulsar ciertas experiencias más allá de sus fronteras, proyectándolas primero hacia un otro, Tu (2da persona): “no reconozco tal aspecto en mí, por lo tanto debe ser de ese otro”; y en segunda instancia una disociación proyectada hacia un ello (3ra persona), algo completamente ajeno a mi conciencia con lo cual ni siquiera tengo relación.

El hecho de que proyectemos nuestra sombra a un otro por ejemplo, no quita que en ese otro  verdaderamente estén esos aspectos que nos molestan...lo que sucede es que al ver esas cualidades que no puedo reconocer como propias, el otro se va a convertir en el “gancho” perfecto para proyectar la propia sombra.

Reapropiarse de lo escindido es convertir el ello en yo. En palabras de Freud “donde estuvo el ello, estará el yo”. Mientras que el proceso de disociación va de la 1ra a la 2da y a la 3ra persona, el proceso de reapropiación y por ende todo proceso terapéutico es el camino inverso, el 3-2-1. Y es este el gran aporte de occidente. En el trabajo con la sombra la importancia está puesta no tanto en la introspección, sino en la genealogía, en la historia del desarrollo del self para poder hacer ese camino inverso, esa regresión para destrabar el momento en que se generaron los fantasmas que hoy acechan desde la oscuridad del inconsciente.


Por su parte la meditación ayuda a expandir el contenedor y a relajar las barreras de la represión para acceder y reconocer la sombra con mayor libertad, pero para nada garantiza la reapropiación de los aspectos enajenados, ya que como dice Wilber “tratar de desidentificarse de un impulso ANTES de haber reconocido y experimentado su autoría, no conduce a la liberación, sino que aboca a la formación de síntomas.” Es decir, que para poder trascender, primero es necesario estar identificado, de otro modo se cae en la negación. Una cosa es desidentificarse para trascender e integrar esa identificación anterior, y otra muy distinta es negar, reprimir y disociar. El desarrollo sano consiste entonces en convertir el yo en mi (trascender e integrar apropiándose del sujeto de nivel inferior ahora como objeto-mío), mientras que el desarrollo patológico convierte el yo en ello (trascender y negar). Si no nos reapropiamos de la sombra, la meditación sobre aquellos aspectos nuestros que consideramos negativos no hará más que intensificar la alienación, es decir nos llevará a trascender y negar, y por ende a un desarrollo patológico. Este es lo que oriente no vio y lo que occidente viene a completar.  Hacer conciente lo inconciente es desarticular la represión para recuperar toda esa energía ineficazmente utilizada en una mala defensa, energía que necesitamos para continuar nuestro camino evolutivo. Podemos aprovechar este momento para comprometernos con nuestro crecimiento, o dejar que “el lado oscuro” siga dirigiendo nuestras vidas desde la sombra.

Guillermo Pieragostini

domingo, 1 de septiembre de 2013

In Love We Trust

En el grupo de Expandir Conciencia en Facebook, donde cada vez circula más información de actividades, notas de interés, links y lo que gusten compartir que fomente la expansión de los límites de la propia conciencia, Belén Zugasti subió un fragmento de carta de Albert Einstein a su hija, hablando sobre la energía más poderosa que se puede liberar. Lo reproducimos acá para seguir compartiéndolo y que hagan lo propio. Amar es Poder.

Fragmento de la ultima carta de Albert Einstein a su hija Lieserl:

Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo. Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.
Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.
Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El amor es luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El amor es Dios, y Dios es amor.
Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quintaesencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta.
Tu padre.

martes, 8 de enero de 2013

Siempre es valioso volver a los clásicos.

'El Dios' o 'La Naturaleza', de Spinoza

Despertando al amanecer, Miró.

Dios hubiera dicho:

" Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que  quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
  
 Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.

 ¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa.

Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.

 Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad  fuera algo malo.

 El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes  expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí  por todo lo que te han hecho creer.

 Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada  tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un  paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito...  ¡No me encontrarás en ningún libro!

 Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi  trabajo?

 Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.

 Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar.  Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias...  de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para  quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios loco puede hacer eso?

 Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para tí. Lo único que te pido es que pongas atención en  tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

 Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
 Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
 Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
 No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero  te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única  oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. 
 Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te dí.
 Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?... ¿Te divertiste?...  ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?...
 Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

  Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?...  ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

 Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.   ¿Para qué necesitas  más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
 No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti."
 Baruch Spinoza.
 

jueves, 25 de octubre de 2012

Ego, conciencia, alma, en pocas palabras

Alejandro Jodorowsky, nuevamente en forma clara y sencilla, define el alma como la conciencia con todas sus redes neuronales interconectadas, hace una observación sobre Carl Jung y le da una vuelta al trabajo artístico como expresión del ego. Que lo disfruten.

miércoles, 11 de julio de 2012

El proceso de expandir la conciencia. Wilber + Terapia Gestalt


El texto de abajo es una mirada personal sobre algunos capítulos del libro de Ken Wilber, Conciencia sin fronteras, relacionando los conceptos con la terapia gestalt. Principalmente hablo de como es el proceso de expandir nuestra conciencia, nuestra identidad, de modo de no acotar nuestra experiencia con el mundo ni nuestra capacidad para ser felices, a través de identificaciones limitantes. Llego hasta el nivel del centauro, dejando para otro momento los niveles transpersonales. Este texto es parte de una serie de trabajos prácticos para la carrera que estoy estudiando acá.

A lo largo de nuestra vida podemos transitar por el proceso evolutivo de expandir nuestra identidad derribando las fronteras que nos separan de nuestro Ser verdadero. Lo que nos sucede, cada vez que construimos una demarcación nueva, es que limitamos y restringimos el sentido de “lo que somos” y nuestra identidad inicial se desplaza progresivamente desde el universo al organismo, y de este al ego y a la persona. De esta forma nuestro “yo” se empequeñece cada vez mas mientras que “lo que no soy” se agranda. Este proceso se da sin darnos cuenta mientras crecemos inmersos en las diferentes sociedades y culturas que generalmente potencian estas limitaciones de la identidad que sufrimos.
Expandir nuestra conciencia implica disolver una demarcación mediante el reconocimiento de una proyección. Entramos en contacto con estas dualidades o demarcaciones artificiales cuando comenzamos a percibir sentimientos de infelicidad e insatisfacción con la vida.  Debemos interpretar bien el sufrimiento para poder penetrar en él, vivirlo y trascenderlo al fin. La mayoría de las personas nos encontramos atrapados en el nivel de la persona donde se establece una demarcación entre lo que nos gusta de nosotros mismos (persona) y lo que no nos gusta (la sombra). Estas facetas negadas, pero que nos pertenecen, son proyectadas y parecen como si existieran ahí afuera en nuestro entorno.  Al disolver esta demarcación logramos un Ego sano y una imagen más verdadera y sin tantos conflictos sobre nosotros mismos.
El nivel del centauro es ir un poco más allá en este proceso evolutivo de derribar demarcaciones. Nos permite lograr un sentimiento de identidad más amplio y estable que el Ego, cuya identificación se da exclusivamente con las acciones voluntarias. La frontera a derribar para acceder al nivel del centauro es la separación que hacemos entre el Ego y el cuerpo. El ego esta exclusivamente identificado con la mente y nuestra identidad reducida a lo que pensamos. El cuerpo, al igual que pasaba con la sombra, se convierte en una proyección como si no formara parte de lo que realmente somos, sino solo una pertenencia que nos cuelga por debajo. La proyección de éste se manifiesta como “bloqueos”, que son zonas de tensión y rigidez ancladas en el mismo cuerpo, generados por la contención muscular de algún impulso o sentimiento tabú (involuntario). La clave para entender el significado de un bloqueo y comenzar a derribar esta frontera es observar en que parte del cuerpo se produce y volverlo conciente a través de diferentes técnicas. No son involuntarios los bloqueos sino algo que nos hacemos activamente nosotros mismos por mas que no nos demos cuenta que los estamos creando. La sensación de tomar conciencia sobre esto libera energía de la guerra de los músculos, pero para poder disolver los bloqueos permanentemente tendremos que abrirnos a las emociones involuntarias enterradas bajo ellos. Así podremos empezar a aceptar como naturales toda clase de cosas que no podamos controlar. Nuestra identidad se integra en la medida que podamos sentir que nuestros procesos voluntarios e involuntarios (que en este nivel son lo mismo) forman parte de lo que somos. Esto genera un profundo sentido de la responsabilidad que nos vuelve protagonistas de lo que sentimos, que no es lo mismo que ser controladores.
El nivel centauro es el gran nivel del movimiento del potencial humano, del existencialismo, de las terapias humanistas, que toman como base la integración de mente, cuerpo y emociones. Por todo esto e inclusive porque la división original entre ego y cuerpo se basa, en parte, en el rechazo del cuerpo por su capacidad de experimentar dolor y el consecuente miedo a la muerte, es que acceder a este nivel nos enfrenta con las preocupaciones existenciales sobre la vida y la muerte, la autenticidad, la autorrealización y el significado de Ser.
El enfoque gestaltico considera al ser humano tanto individuo como también parte de un grupo, tomando una base de operación amplia. Trabaja sobre una de las cualidades esenciales que promueven la supervivencia de cualquier persona: el autoapoyo.  Por eso focaliza sus técnicas y herramientas en el aquí y ahora, haciendo hincapié en lo que el paciente sabe, en el “darse cuenta” del mundo interior, del cuerpo y del contexto exterior en el momento presente. El objetivo es aumentar progresivamente su capacidad de darse cuenta en todos sus niveles. Acá vemos que importante es este tipo te terapia para trabajar al nivel del centauro, ya que además esta escuela nos dice que la capacidad de darse cuenta y la incapacidad de darse cuenta no son exclusivamente procesos mentales. Muchas de las dificultades, por ejemplo, del neurótico se relacionan con su incapacidad de darse cuenta de las cosas y relaciones que sencillamente no llega a sentir. La gestalt no se queda con una sola causa ya que cree que la división físico-mental o mente-cuerpo es una división enteramente artificial y que concentrase en uno de los dos términos ayuda a preservar la neurosis. Darse cuenta tiene que ver con la integración de ambos generando integridad y espontaneidad en la forma de vivir del paciente.  Observamos como el apoyo pleno de uno mismo (superar la necesidad de apoyo ambiental) puede venir únicamente mediante el uso creativo de las energías que están comprometidas en los bloqueos (físico-mental) que impiden el autoapoyo. Por eso la gestalt introduce en el paciente la mentalidad de responsabilidad para lograr un contacto pleno con su Ser autentico. 
Martín Pato 

lunes, 18 de junio de 2012

El dilema del cambio


Les dejo un interesante artículo que escribió un amigo sobre un capitulo de un libro de Fredy Kofman, para la carrera que estamos estudiando. Nos ayuda a entender que es lo que sucede cuando decimos que queremos cambiar y no lo logramos, como también a entender que cada cosa que hacemos la hacemos por una razón.




Nos contradecimos. Decimos que queremos cambiar actitudes, hábitos, rumbos, lo que sea,  y sin embargo no lo hacemos.  Queremos algo nuevo, pero no nos animamos a abandonar el equilibrio, y en vez de dar el paso nos quedamos en lo conocido y seguro aunque ya se nos haya vuelto insatisfactorio en algún punto.


Es que detrás del cambio que buscamos hay una contraposición de intereses y es aquí donde se encuentra el dilema. Para poder resolverlo necesitamos entender qué es lo que nos lleva a no cambiar, porque seguramente encontramos un valor oculto, no reconocido, en ese accionar que parece contradecirse con nuestros valores explícitos, con nuestros deseos de cambio.


Esta situación nos incomoda, nos genera un malestar que es liberado en forma de queja.  A viva voz reclamamos ese valor que anhelamos, nos quejamos porque es algo que nos importa mucho. Y aquí debemos estar atentos de no quedarnos solo con la queja de modo de no caer en la trampa del lamento tranquilizador, poniéndonos en víctimas de causas externas o desvalorizándonos a nosotros mismos. Es necesario que investiguemos la raíz de esa queja para que podamos descubrir que detrás de ella está eso que tanto valoramos y que su falta nos genera dolor.


Reconociendo esto  podemos corrernos del rol de víctimas, porque vemos que de algún modo podríamos cambiar aquello que nosotros mismos contribuimos a crear. Para ello es necesario que pasemos a tomar responsabilidad de nuestros actos y en lugar de negar y disociar nuestras conductas contraproducentes, aprendamos de ellas.


Pero…además de esto, ¿a que le tememos?  En una situación de cambio solemos encontrarnos ansiosos, preocupados y a la defensiva, y estos son sentimientos coherentes, porque seguramente en ese cambio, estamos temiendo perder parte de nosotros mismos, algo contrapuesto a nuestro objetivo primario pero igualmente importante. Es esta parte de nosotros generalmente no reconocida e inconciente, lo que llamamos valor sombra, ese aspecto que solemos no reconocer, del cual tal vez no estamos tan orgullosos y por lo tanto tendemos a esconder en la oscuridad de nuestro sótano, pero que sin embrago valoramos mucho. Es esta contraposición con el valor primario lo que nos deja en un equilibrio que no nos permite el cambio.


¿Y como salimos de esta situación? Sabemos que las buenas intenciones no alcanzan. Hay que poner el cuerpo en acción, comprometiéndonos con nuestro autoconocimiento, con las prácticas, con el análisis, observándonos en nuestras conductas y descifrando desde donde opera nuestro modelo mental, cuyo emergente son las verdades dogmáticas, porque lo cierto es que no vemos las cosas como son, sino como somos. Entonces no podemos aferrarnos a una idea vieja de nosotros mismos,  tenemos que estar flexibles para poder transformar nuestras verdades dogmáticas en supuestos cuestionables,  reconociendo que podemos dudar, que podemos contradecirnos, y actualizarnos a nuevas ideas, lo cual nos abre las puertas para como dijo Gandhi: ser el cambio que deseamos ver.


Guillermo Pieragostini


Imagen: David Frank